A los ministros
Apenas ha
transcurrido un año y unos meses desde que se cerró la campaña electoral con más publicidad y derroche del erario de
los últimos años y de nuevo los dominicanos se ven
sumergidos en cometidos proselitistas cuando falta aún poco menos de 2 años para la próxima contienda. Esta propaganda
electoral viene de dos personajes que estuvieron muy envueltos en la anterior
campaña del presidente
Medina: Francisco Javier García y Temístocles Montás. Quienes desde el pasado gobierno de
Leonel Fernández fungen como ministros de turismo y de economía, planificación y desarrollo, respectivamente.
Está claro que los ministros pueden aspirar
a la más alta
magistratura de la nación, están en su derecho. Ahora bien, para algunos la actual
propaganda a la que está sometida la población desde ya, es insensata
porque de acuerdo a muchos, se resolvió que las elecciones municipales y congresuales sean
conjuntamente con las presidenciales para darle un descanso a los dominicanos
de los bombardeos publicitarios de candidatos con deseos de ser electos para el
respectivo cargo público.
Sin embargo, lo
anterior no es más que una banalidad. La insensatez radica en que los
ministros estén haciendo campaña mientras siguen ocupando su cargo. Esto desemboca en
que están más empeñados en su proselitismo que en el
ejercicio de sus funciones, asunto que el gobierno no puede darse el lujo de
permitir dado que si quiere cumplir con el programa que prometió durante la pasada contienda electoral
necesita de ministros que sean ministros, esto es, que se dediquen al desempeño del cargo al que han sido nombrados
Además, cómo esperan tener la confianza de la
población sobre su
compromiso con el país cuando descuidan sus funciones por asuntos puramente
personales. Igualmente, la seriedad de los ministros es considerablemente
cuestionable porque si tenían aspiraciones presidenciales, ¿para qué aceptaron el cargo que ostentan?
Lo cierto es que
en una república tan caricaturesca como la nuestra, es natural que
los poderes públicos y los partidos vean con buen ojo a los ministros
haciendo campaña. De ahí que el Congreso Nacional no utilice su potestad
fiscalizadora para asegurar que el dinero de estas propagandas electorales no procede de las
arcas públicas.
Cada vez que leo
sobre los actos de juramentación, la rifa del penthouse y los recorridos en el país que hacen los ministros me es
imposible no preguntarme quién asegura que en estas campañas no se están vertiendo recursos públicos. Es una lástima que Danilo Medina no haya destituido
aun a quienes no estén realizando las encomiendas que se pusieron a su cargo. Empero, lo peor
es que al menos por decencia estos ministros deberían presentar una licencia por el
periodo al que se dedicarán a hacer campaña -si es que consideran que no hay nadie más capacitado que ellos para
desempeñar los puestos- y
no lo hacen. ¿Es que solo se puede ser un líder presidenciable mientras se es
ministro?
En todo caso insto
a reclamar la renuncia o la destitución de estos ministros[1], cuya campaña proselitista extemporánea es totalmente cuestionable porque
de corazón temo que se están despilfarrando fondos públicos en proyectos meramente
personalistas.
[1] Los ministros son
funcionarios o servidores públicos de libre remoción, de conformidad
con los artículos 18, 19 y 20 de la Ley No.41-08 sobre Función Pública. En
consecuencia están sometidos al régimen de prohibiciones que se prevé en los artículos 80 y siguientes
de la misma ley. Asimismo, la Ley No.105-13 sobre Regulación Salarial
contiene un régimen de incompatibilidades que tienen los funcionarios públicos. A groso
modo, este régimen indica que no pueden recibir más remuneraciones
que el sueldo del Estado. Ahora que están los ministros en
campaña, la pregunta
fundamental es: ¿quién asegura que las donaciones recibidas
como patrocinio de la candidatura no son remuneraciones? Aún más, ¿quién da por cierto
que el dinero recibido por terceros para la promoción de estos
candidatos no puede ser como complemento del tráfico de
influencias en uno de los ministerios?
Publicado originalmente el 21 de noviembre de 2013 en el portal acento.com.do
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