La cultura del plagio
Plagiar,
en el sentido moderno, es un verbo definido por el Diccionario de la Lengua
Española de la Real Academia Española (RAE) como copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias. De ahí
que plagiar es una acción que se enmarca dentro del concepto de fraude, toda
vez que este último es definido de las siguientes maneras por la RAE: A.-Acción
contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien
se comete; B.-Acto tendente a eludir una disposición legal en
perjuicio del Estado o de terceros. Por
tanto, cuando una persona plagia, comete fraude.
Basta
con repasar la historia republicana de Quisqueya para poder arribar a la
inminente conclusión de que hoy día, la cultura dominicana exhibe con orgullo al
plagio, al fraude. Si bien podrían desechar la conclusión, tal vez por tener
diferentes opiniones respecto a cómo transcurrió toda nuestra historia o más
bien a como el núcleo cultural nacional se configuró. Sin embargo, con unos
cortos ejemplos cotidianos es más fácil entender por qué afirmo lo anterior.
1.-Para
nosotros, no es extraño ver como en las filas del supermercado, del banco o del
colegio, comúnmente vemos a padres regañando a sus hijos porque no se pusieron
delante de un anciano o cualquier persona que estuviese distraída. Al respetar
el orden de la fila, se convierten en pendejos.
2.-Es
vox populi que durante las pruebas
nacionales, los profesores y directores de los alumnos de escuelas privadas y
públicas les requieren a estos que los días en que tomarán las pruebas ofrezcan
dádivas (Desde comprarle un refresquito rojo con bizcochito hasta pagarle el
pasaje) a los profesores que fungirán como jurados y supervisores mientras
toman el examen. Esto con el fin de que el jurado sea menos duro y les permita
copiarse sin dificultades o mejor aún, les diga 2 o 3 respuestas de la prueba. Esto
es secundado por los padres de los alumnos.
3.-En
muchas ocasiones los padres descubren que sus hijos hacen chivos para los exámenes. En algunas ocasiones los hijos son
reprochados, generalmente con un tierno boche;
pero no se les detiene. En la mayoría de los casos –me atrevo a aseverar- los
padres no sancionan a sus hijos porque hacen trampas en las pruebas ya que
razonan de la siguiente forma: “para que se
me queme el muchacho, mejor que use material de apoyo”. Algunos padres se
ríen con sus hijos de los cuentos que estos les hacen sobre como lograron sacar
los chivos sin ser vistos. Más aún, hay padres que les relatan a sus hijos sus
experiencias sacando chivos en los
exámenes y les dicen las mejores técnicas para ocultarlos. En consecuencia, sacar chivos es costumbre estudiantil
dado a la general aceptación que tiene la conducta.
Tal
vez estos pequeños detalles no son más que una muestra de la hipocresía diaria
de nuestra sociedad. Quizá por esos hechos que ocurren en la cotidianidad, el
dominicano siempre está chivo.
Empero, sean cuales sean las explicaciones de esas conductas, es irrefutable
que son muestra de cómo culturalmente el fraude y el plagio son comúnmente
aceptados tal si fueran acciones que satisfacen las expectativas sociales en
determinadas circunstancias, como roles sociales.
Si
nos trasladamos a un estadio más formal, también podemos encontrar una
justificación al fraude en discursos de personas que tienen como rol mantener
informada a la ciudadanía. No son 2 o 3 veces las ocasiones en que he podido
leer o escuchar a “destacados” comunicadores y periodistas decir que la
corrupción es un elemento que nos encamina al desarrollo o que forma parte de
este. Peor aún, utilizando la teoría de la selección natural de Darwin llegan a
la fatídica conclusión de que una forma de adaptación y supervivencia política
de los funcionarios es través de la corrupción.
De
manera que desde el plano socialmente más cotidiano al formal, aceptamos o
justificamos las conductas o acciones fraudulentas.
Si
aún lo anterior no le resulta suficiente, entonces me permitiré afianzar lo que
he expuesto. La República Dominicana instauró un Ministerio de Cultura mediante
la Ley No.41-00 con la finalidad de procurar
la más amplia difusión de la ciencia y la cultura, facilitando de manera
adecuada que todas las personas se beneficien con los resultados del progreso
científico y moral.
Las
instituciones de un Estado de una u otra forma son un reflejo de la nación a
que pertenecen y representan. El Ministerio de Cultura, conforme al artículo 3
de la referida ley, es la entidad estatal responsable de la ejecución y puesta
en marcha de las políticas, planes, programas y proyectos de desarrollo
cultural. Es esta institución la que tiene a su cargo difundir nacional e internacionalmente
la cultura dominicana y ponerla en alto.
Así
pues, visto a grandes rasgos los objetivos y las funciones del Ministerio de
Cultura es menester que nos hagamos la siguiente interrogante: ¿Cuál es el
mensaje que difunde el Ministerio de Cultura cuando plagia un anuncio para promover una de las actividades culturales más importantes
del año?
Para mí,
el mensaje es que nuestra cultura es la del plagio. Sino tan solo basta con que
observemos el alto nivel de tolerancia que tiene la ciudadanía ante denuncias serias sobre el plagio de tesis de grado por parte de figuras muy populares, entre ellos
un senador de la República y un candidato a la presidencia. De ser diferente,
el denunciante no habría sido sancionado, se hubiese ordenado un escrutinio
serio a los documentos que dicen demostrar el fraude, los acusados habrían
dimitido o cesado sus actividades hasta tanto terminara la investigación y la
ciudadanía estuviera indignada por las denuncias, como en países con más institucionalidad.
La
cultura del plagio no es un mal necesario ni irreversible puesto que podemos
erradicarla. Para esto debemos lograr la asignación de más recursos para
educación y adoptar políticas públicas que fomenten el reconocimiento
del mérito.
Al parecer las denuncias son comentarios que salen de la boca pa' fuera y que no amerita que sean investigadas. Decir que el candidato presidencial del principal partido plagio su tesis y que no la termino aunque sea mentira debe enfrentarse y aclararse.
ResponderEliminarCreo que simplemente hemos perdido la capacidad de sorpresa y de indignacion.
Dana M.
totalmente de acuerdo, se justifica el mal en vez de tratar de disolverlo..
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